Cova Sanz, 22 años y sin una pierna, la chica que revoluciona los hospitales con su optimismo
Hace más de seis años, Cova Sanz Gutierrez revolucionó las redes sociales mientras se debatía entre la vida y la muerte. Un fatídico accidente de coche, en el que perdieron la vida dos amigos suyos, la dejó en coma con un fuerte traumatismo craneoencefálico. Familiares y amigos crearon el perfil @AupaCova que se llenó de oraciones y muestras de cariño. Sufrió varias operaciones y le amputaron la pierna. Estas pasadas navidades le han vuelto a operar. “Los dolores eran tremendos y el muñón no aguantaba la pierna artificial”, cuenta Cova a Religión Confidencial. Su meta: volver a caminar.
Aquel 19 de noviembre de 2011, los médicos de la Paz no garantizaban la vida de Cova. El perfil @AupaCova pretendía ir relatando el estado de salud de esta adolescente de 16 años. Sin embargo, se convirtió en “un triunfo de solidaridad” como tituló el diario El Mundo. El perfil fue invadido por mensajes de familiares, amigos, conocidos y desconocidos que no paraban de alentar a la familia. Más de 5.000 tuits.
Y las oraciones dieron su fruto. Cova tiene ahora 22 años, seis años de lucha, esfuerzo, tenacidad, dolores y unas cuantas intervenciones quirúrgicas. El Hospital La Paz de Madrid es su segunda casa.
“Cova se come el mundo, es una luchadora. Cautiva a la gente, no para de sonreír, no se queja”. Son palabras de madre, de su madre, María, que no tiene ningún reparo en transmitir el entusiasmo que contagia su hija, a pesar de los pesares.
Y su madre está en lo cierto, porque hemos podido comprobarlo. El optimismo y vitalidad de Cova emociona. “Acabo de salir de una operación de diez días, una intervención delicada. Los últimos meses los dolores que padecía en el muñón, las heridas que me producía la prótesis, eran tremendos. Por lo tanto, mi cirujana plástica, Carmen Iglesias, (una de las mejores de España) lo vio clarísimo: debía operarme de nuevo”.
La operación realizada el pasado 27 de diciembre, ha sido complicada porque han tenido que utilizar tejido y partes del cuerpo (como el abdomen) para reconstruirle el muñón. “El equipo del Hospital La Paz es maravilloso. He permanecido en reanimación y en traumatología, y me he quedado impactada”.
Cova se muestra muy agradecida con todo el equipo, sobre todo con las enfermeras. Pero son algunas de ellas las que se han quedado sobrecogidas con la actitud de Cova.
“Quiero que sepas que te voy a recordar siempre. Llevo treinta años en esto y nunca nadie me había impresionado tanto como tú. Lo mismo les sucede a algunas compañeras mías, lo hemos comentado. Me has cambiado la vida. Y en estos pocos días. Con tus problemas y a tu edad, es un portento que funciones de este modo alegre, en positivo, y al mismo tiempo con profundidad, sin chorradas de happy-flower. Deberías dedicarte a ayudar a la gente en entornos sanitarios, hospitales, yo qué sé, estudia Medicina o algo así. Reparte lo que tienes, Cova, que es mucho. Iluminas a tu alrededor, tienes que saberlo. Estás llamada a ayudar a mucha gente con tu modo de de mirar, de sonreír, de vivir. Prepárate. Vas a tener una vida preciosa de servicio a la gente. Eres especial. Y a este padre se le han empañado las gafas. Porque vaya despedida de La Paz. Padre nuestro, tú dirás. Uffff. Gracias a todos”.
El padre de Cova no quiso que las palabras de cariño del equipo de La Paz se las llevara el viento y ha querido transcribirlo en un mensaje. “¡Qué emoción!”, se expresa Cova a este Confidencial. “Sí, son las palabras de una de las enfermeras”.
La última vez que caminó por si sola fue la mañana del 19 de noviembre de 2011. Unas horas más tarde, José Luis y Antonio, de 20 y 19 años, perdieron la vida en un tramo absurdo. Iban a estudiar a la biblioteca.
“Éramos cuatro amigos. Todos los sábados por la mañana iba a la biblioteca con mi mejor amigo Jose Luis. Yo iba en autobús y él caminando que está al lado de su casa. Allí había siempre también muchos amigos que iban a estudiar. Pues aquel día fuimos Jose Luis y yo. La biblioteca estaba llena y nos encontramos con nuestro amigo Antonio que se acababa de sacar el carnet y había ido a la biblioteca en coche. También estaba Diego. Cogimos el coche para ir a otra biblioteca y tuvimos el accidente. Fue al lado de la gasolinera de Mirasierra. Si ves los vídeos de YouTube que hubo en su momento en las noticias, te enteras. Sobrevivimos Diego, el copiloto, y yo, que iba sentada detrás de Antonio, el conductor. Entre que iba rápido, llovía y la curva está mal peraltada se comió la mediana y nos chocamos contra un 4x4. Y por eso el accidente fue mortal y tan fuerte”.
José Luis era el mejor amigo de Cova. “Le tengo presente todos los días. Además de mi ángel de la guarda, que se llama Pelayo, José Luis me acompaña siempre. Él no ha desaparecido”, relata.
Por ellos, por su familia, por sus amigos y por ella misma, su principal meta en la vida es volver a caminar. "Todavía no lo he conseguido, pero sé que con paciencia, trabajo y rehabilitación ¡lo conseguiré!", dice con fuerza Cova. De momento, le encanta la Handbike, que como bien dice la palabra, se “pedalea” con los brazos.
La prótesis que lleva está supervisaba por el mejor protésico de Europa: Jens Müller. “Con decirte que es también el protésico de Irene Villa y su madre”, desvela Cova. Irene fue a verla a su casa, tras darle el alta en marzo de 2012, cuatro meses después del accidente. “Seguimos en contacto, nos queremos mucho y cuando ella ha organizado un evento de su Fundación me ha invitado, alguna vez hemos coincidido en el protésico”, explica.
Paciencia, trabajo y rehabilitación son los tres factores esenciales para que Cova vuelva a andar. Pero sin el apoyo de su familia y de su fe, afirma que tampoco hubiera logrado todo lo que ha conseguido.
“Mi fe es ahora más verdadera. El accidente me ha unido con creces mucho más a Dios. Por esta razón, intento transmitir esperanza a los que me rodean, la luz de Dios. Pero es el de arriba el que toca los corazones”, comenta Cova.
Cova es la tercera de siete hermanas, todas chicas. Se turnan para curarla las heridas y una de ellas ya está estudiando enfermería. También se han ido turnando para dormir con ella los diez días que ha permanecido en el Hospital.
¿Por qué sus amigos sí, y ella no? “Esa pregunta me la hago todos los días. No era mi hora. Me queda mucho por rezar y por hacer. Las cosas siempre pasan por un motivo”. Es la respuesta que ofrece cuando le formulan la eterna pregunta.
Y una cuestión final “¿Qué mensaje transmitirías a jóvenes que pasan por tu misma situación?”: Cova es clara y transparente: “Es un camino duro y difícil, pero no hay que rendirse jamás. Es necesario apoyarse mucho en la familia y descubrir la fuerza que cada uno tiene en su interior”.