11/06/2015
Articulo original de Juan Bonet para la revista Alfa y Omega. (Enlace al artículo original)
Los retiros de Emaús se fundaron hace más de 30 años en Miami. Mirna Gallagher, directora de Educación Religiosa de la Parroquia de St. Louis con un equipo de mujeres, con la supervisión del obispo de la diócesis y el rector de la Parroquia, el padre David G. Russell, iniciaron esta andadura que se ha convertido en una realidad en la mayoría de los países de América Latina y España. En Argentina, el Papa Francisco, siendo arzobispo de Buenos Aires los acogió con gran entusiasmo permitiendo que se difundiera en su diócesis.
Estos retiros están basados en la lectura del evangelio según Lucas 24: 13-35 que versa sobre los acontecimientos en el camino a Emaús. El Ministerio de Emaús se concibe como un ministerio para las Parroquias y no como un movimiento. Un retiro de laicos para laicos.
En España llegó en 2009. El primer sacerdote que lo acogió fue el padre Enrique González, de la parroquia de San Germán, en Madrid, donde todavía continúa este servicio. Posteriormente se han abierto en otras parroquias de la capital, en diversas parroquias de Barcelona y provincia, Solsona –acogido por el obispo Novell-, Jerez, Valencia y A Coruña. Raúl M. Mir ha coordinado varios retiros, y fue uno de los introductores de los retiros en Barcelona conjuntamente con el padre Felipe Simón, de la parroquia de San Sebastián de Badalona.
¿Cómo defines Emaús?
Una cita íntima y muy personal con el Amor de Dios. Emaús no es un movimiento, sino un apostolado parroquial impulsado por laicos de la comunidad, de acuerdo con el movimiento de la nueva evangelización que implica a los laicos en la Iglesia. Cuenta con el acompañamiento espiritual de sacerdotes de las parroquias. Su finalidad es llevar almas al encuentro con Cristo. Emaús supone una renovación espiritual basada en la lectura del Evangelio de San Lucas 24, 13-35.
El retiro ofrece una oportunidad para que todo aquel que esté buscando, que no conozca a Jesús, que lo conozca y no lo quiera o se haya peleado con él o que simplemente vive en el mundo de hoy sumergido en el consumismo, el yo, el ansia de poder y todo lo que da el mundo de hoy… vivan una jornada transformadora producto del encuentro con el amor de Jesús. No hay nada más impresionante que sentir como Dios te ama.
¿Cuál es el origen de estos retiros que tanto gustan al Papa Francisco?
El primer retiro tuvo lugar en 1978 en la parroquia de St. Louis de Miami y se celebró en la casa de retiros que los dominicos tienen en la localidad. Se inició a instancias del párroco David G. Russell conjuntamente con Myrna Gallagher, directora de Educación Religiosa. El primer equipo lo formaron cinco mujeres de la parroquia. Tras muchas oraciones, se decidió que versaría sobre la lectura del Evangelio según san Lucas, 24: 13-35 que versa sobre el encuentro de los discípulos de Emaús con Cristo Resucitado.
¿Cuál es el objetivo del retiro?
El retiro de Emaús supone retirarse del mundo del viernes por la tarde al domingo por la tarde en una casa de espiritualidad y guía el asistente a través de una serie testigos y experiencias personales, relacionadas todas ellas con la vida espiritual, emocional y de relaciones interpersonales, por medio de un grupo de laicos que ayudan a salir del retiro con un sentido renovado de prioridades y propósitos.
El objetivo es que, cuando termine, todos podamos reconocer que Jesús vive entre nosotros, amándonos con amor eterno, andando en nuestra vida. El retiro ofrece una oportunidad para quien no conozca a Jesús o que viva sumergido en el mundo de hoy, disfrute de una jornada transformadora, producto del encuentro con su amor.
Lo sustancial es que saliendo del retiro los participantes se convierten en verdaderos faros del Espíritu Santo en la sociedad que iluminen a las personas de su entorno.
¿Por qué cambia la vida?
Emaús permite vivir una vida llena de amor a Dios, de esperanza, que redunda grandes beneficios personales. Está basado en experiencias personales y testimonios relacionados con el perdón, el servicio a los demás, la vida espiritual, la sanación física o emocional, las máscaras de nuestra vida, las relaciones interpersonales, la vida de sacramentos…
La idea es renovar la vida desde el corazón. A lo largo del retiro matrimonios rotos se han perdonado y han recuperado el amor, hermanos se han reconciliado, personas que no entendían su sentido de la vida ahora comprenden que Dios los ama, gente alejada de la Iglesia que ha solicitado prepararse para recibir el bautismo, enfermos que dan gracias a Dios por su enfermedad, desesperanzados que abrazan el amor de Dios … Es un regalo que los participantes hacen a su vida para encontrarse con el Señor cara a cara.
¿Quién puede participar del retiro?
Personas laicas y religiosos de todos los carismas de la Iglesia. Incluso personas no católicas o de otras confesiones. El amor de Dios no pone barreras a los hombres. Se organizan para hombres y mujeres de manera independiente. Al retiro vienen gente de todas las sensibilidades de la Iglesia, personas de las parroquias, incluso sacerdotes y consagradas. Todos necesitamos experimentar el amor de Dios en nuestra vida. También llega gente alejada de la fe y de la Iglesia o personas con una vida sacramental más tibia.
Es común escuchar a muchos asistentes que han acudido al retiro obligados por sus amigos o familiares. Una vez el retiro ha finalizado todos dan gracias a Dios por esta experiencia de fe, por haber reconocido de nuevo a Dios caminando a su lado. Parten felices a sus casas, con sus familias, a sus entornos profesionales necesitados de transmitir esta experiencia. Cuando Dios transforma tu corazón y cambia tu percepción de la vida tienes necesidad de transmitirlo.
Los asistentes al retiro salen alegres como esos discípulos de Emaús. Y siguen esas palabras del papa Francisco de convertirse en canales para transmitir el amor de Cristo. Estamos llamados a hablar de Jesús a todos nuestros coetáneos, nos sólo en la comunidad parroquial sino, especialmente, en los entornos en los que nos movemos.
Emaús es un camino de peregrinaje. Así es nuestra vida de fe. Se trata de encontrarse con Jesús al que tantas veces no lo reconocemos en nuestra vida tan vacía y tan llena de cosas materiales.