Mikel Sainz, concejal en Jimena (Jaén) y dircom de Jóvenes Católicos
«Ser católico, joven y político es la mejor combinación»
Mikel Sainz (22 años) es el ejemplo de joven implicado en la sociedad en la que vive. Natural de Jimena, un pueblo jiennense de 1.500 habitantes, donde es concejal por el Partido Popular, lleva su fe por bandera en todos los ambientes en los que se mueve. Desde una recogida adoración, a las redes sociales, pasando por una noche de fiesta. Aunque la gente suele etiquetarle rápido, los tópicos se desvanecen con una buena conversación. «Uno no se vuelve raro por ir a Misa o participar en política», confiesa.
Estoy orgullo de ser católico, aunque en mi entorno los jóvenes no suelen ir a Misa. Yo voy casi todos los días y podría parecer que soy un bicho raro, pero no es así. Cuando salgo de fiesta con mis amigos, casi siempre acabamos hablando de Dios. Quieren saber por qué tengo la necesidad de ir Misa, qué es lo que siento… Siempre surgen oportunidades en las que puedes ayudar bastante desde la fe.
Llevo en política desde los 15 años. Y también te cuestionan el ser católico. Pero creo que ser católico, joven y político es la mejor combinación, porque como dice el Papa Francisco implicarse en la cosa pública tiene que ser una obligación de los cristianos, pues así se pueden hacer muchas cosas por las personas. Yo invito a todos los católicos que tengan vocación a que no duden en enrolarse en política, porque a través de ella se puede ayudar mucho. Además, si los que nos sentimos orgullosos de ser católicos no participamos por miedo, nuestra voz acabará por diluirse. Son mayoría los políticos que pasan de la Iglesia y, por eso, es importante que haya católicos en política.
Los católicos en el partido somos menos, pero tengo claro que Dios es lo más importante. Yo me dedico a la política porque me gusta y porque puedo ayudar a la gente, pero ante todo soy católico. Un buen ejemplo son las cuestiones relacionadas con el derecho a la vida. Yo intento que, dentro de la formación, se escuche una voz en defensa de la vida como hice en el último congreso de Nuevas Generaciones en Jaén, cuando se abordó la gestación subrogada. Si los que defendemos el derecho a la vida nos callamos, ganan los otros.
Se sigue hablando de nosotros como el futuro de la Iglesia y, vale, somos el futuro. Pero también el presente y, por tanto, se nos debería tener en cuenta cuando se buscan respuestas para el ahora. En mi parroquia, somos cuatro jóvenes los que nos movemos cuando hay que organizar algo. Por eso digo que somos el presente. Al hilo del Sínodo, me pareció una idea brutal que se nos consultase a través de un cuestionario para decir cómo nos sentimos, en qué posición nos vemos y hacia dónde creemos que deber ir la Iglesia.
La Iglesia debería abordar la cuestión de las redes sociales como una prioridad. Porque a través de ellas se puede llegar a jóvenes que nunca han pisado una Iglesia. En Jóvenes Católicos nos escriben mucho a través de Instagram: nos piden consejo, solicitan ayuda… A veces intentamos ayudarlos nosotros o derivarlos a un sacerdote que nos apoya, pero en la mayoría de los casos los invitamos a que se acerquen a su parroquia, que busquen al sacerdote o a otra persona y hablen con ellos. Creo que es un espacio muy fácil de utilizar, gratis y con el que se puede ayudar.
Así es. La Iglesia tiene que acercarse a los jóvenes, pero tiene que saber muy bien cómo hacerlo. Porque de nada sirve decirnos que tenemos un gran potencial y que somos el futuro si luego no se hace nada.
Organizamos Misas, adoraciones… pero también comidas y encuentros. Logramos que gente que había dejado la Iglesia volviera y empezara a involucrarse más. Por eso es importante dirigirse no solo a los jóvenes que nunca estuvieron en la Iglesia, sino a aquellos que, por distintas razones, la dejaron.
El Papa les está acercando a la Iglesia porque lanza mensajes muy directos.
Se trata de que los jóvenes tomen parte y se sientan importantes dentro de la Iglesia, no solo un número.